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El nuevo mundo de Abril

Autora: Mariana Soriano

 

Capítulo 1: ¿Zarpamos?


El cálido sol de verano se atenuaba lentamente en el colorido pueblo de Antioquía, los alegres pobladores iban de un lado a otro arreglando sus locales y saludándose unos a otros. De repente, una gran camioneta llega y se aparca frente a una de las bellas casitas, los vecinos, acostumbrados al turismo no le dan mucha importancia, pero una dulce anciana se llena de alegría al ver esa camioneta. Su nieta Abril, pasaría unos días con ella.


Abril, una niña pequeña de cinco años de edad, baja apresurada de la gran camioneta y corre hacia el hogar de su querida abuela, quien la esperaba en la puerta con los brazos abiertos. Después de despedirse de sus padres, la alegre niña entra en la casa de su querida abuelita, en donde Aster, el perrito de la anciana, corre a lamerle la cara. Lentamente, la tarde fue llegando a su fin dando paso a la noche, la hora de dormir.


A las ocho en punto, doña Isidora, su abuela, le dice -Abril, ya es hora de dormir-. -¡Pero no tengo sueño!- respondió la enérgica niña mientra juega con Aster. -Pero si no duermes no vas a poder levantarte mañana- dice doña Isidora, intentando convencer a su testaruda nieta. -Bueno, entonces me levantaré tarde- dice Abril considerando sus opciones. -Abril, si te levantas tarde no podremos ir a pasear al viñedo- responde la abuelita sabiendo que Abril adora pasear por allí.


Estas palabras hicieron dudar a la niña, pero antes de responder se puso a pensar y llegó a la conclusión de que podrían visitar el viñedo otro día por lo que le respondió a su abuela -Bueno, entonces mañana no iré al viñedo-. Exasperada, doña Isidora le responde -Abril, debes dormir, es muy importante para tu salud-. Abril, se dio cuenta de que su abuela se estaba molestando y aceptó ir a dormir con una condición, su abuela debía contarle un cuento.


Doña Isidora, muy aliviada, accedió, por lo que Abril saltó de alegría y corrió hacia su cama. Su alegre abuela, quien aún estaba en muy buen estado físico, se dirigió tarareando y con paso saltarín, hacia la habitación de invitados en donde su nieta la esperaba. Cuando entró a la habitación, Abril y Aster la esperaban ansiosos sobre la cama, lo que provocó una sonora carcajada de doña Isidora quien luego de recuperar la compostura, se dirigió hacia la silla mecedora y empezó a narrar.


Había una vez, una linda jovencita de brillantes cabellos negros que cambiaría el mundo, su nombre era Abril. Ella siempre conseguía alegrarle el día a los demás gracias a su vivacidad y optimismo, sin embargo, su vida estaba patas arriba. Su hermano había fallecido atropellado pocos meses atrás luego de que el chofer de la carroza de unos nobles, condujera ebrio y no lo viera. Los padres de la joven, apenados por la terrible pérdida, empezaron poco a poco a descuidar sus responsabilidades, generando que Abril tuviera que cumplir las responsabilidades de sus padres.


Un día, sus mejores amigos, Verónica y Federico, le propusieron ir de viaje al nuevo continente, América. La joven veinteañera, entusiasmada con la idea, empezó a planear el viaje, a reclutar gente y recolectar el dinero suficiente para contratar un barco y comprar provisiones. Después de un año de arduo trabajo por parte de Abril, el día designado para zarpar, llegó. Abril muy emocionada, se reunió frente al barco, a las 19 personas que logró convencer para viajar con ella, y luego de un pequeño discurso motivacional, subió al barco junto a ellos.


Entre los 20 aventureros, se encontraban la sensata Samira, quien por una vez había decidido no tener el control de las cosas, el valiente Nasir, quien nunca se perdía una aventura, la inteligente Regina, quien zarpó en busca de nuevas oportunidades, y el tímido David, quien zarpó con la intención de ganarse el corazón de Verónica.


Durante el primer mes, todo iba de maravilla, la marea era suave, y el viento empujaba el barco hacia la dirección correcta, pero una noche, en la que el mar reflejaba las estrellas como espejo, una terrible tempestad desvió el barco de su rumbo. A la mañana siguiente, se encontraban perdidos, ninguna brújula funcionaba y se podía escuchar a Samira lamentarse por no haberle hecho casos a sus instintos.


De pronto, Nasir grita -¡Tierra a la vista!-. Abril, quien hasta el momento intentaba consolar a los tripulantes, volteó inmediatamente y lo que vio la dejó anonadada. Se podía ver una hermosa isla rodeada de agua cristalina de donde brotaban grandes manglares, y al centro se podía ver una única y gran montaña cubierta por completo de verdes árboles. Con prisa, se acercaron a la isla, y encallaron en las blancas playas del lugar; todos bajaron del barco y empezaron a explorar el lugar.


Mientras exploraba el lugar, Abril descubre cinco hermosas cabañas de gran tamaño y corre hacia el barco a esperar a que los demás regresen. Varias horas después, todos llegaron y Abril les contó la buena noticia, ¡tendrían un lugar en el que refugiarse! Entre todos descargaron las provisiones que tenían en el barco y las llevaron hacia las cabañas. Ya allí, decidieron que para poder utilizar las cabañas, se dividirán cinco en grupos de cuatro de modo que la distribución fuera más justa.


Doña Isidora detuvo abruptamente su relato y dijo -Bueno, hasta aquí llegamos hoy día-. Abril, a quien le había encantado la historia, se sorprendió y le pidió a su abuela que continuara, pero sabiendo que si continuaba Abril no dormiría, le dijo -Duerme ahora, para poder tener energías mañana y seguir escuchando-. Abril sabía que su abuela continuaría únicamente al día siguiente por lo que decidió dormir y ver si de esta forma la mañana llegaba más rápido.




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