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La venganza, ¿principal razón de las falsas acusaciones?

Foto del escritor: La Voz del LoboLa Voz del Lobo

Autor: Arat Guneri


La venganza ha sido parte del comportamiento humano desde sus inicios (Hogenboom, 2017). Cualquier hecho que a alguna persona le ofenda, o de alguna pequeña manera le cause envidia acabará por generar cierto sentimiento de odio, lo que quizás desencadene las ganas de buscar un ajuste de cuentas. Ya sea una revancha en la que no se hiera mucho a la persona en cuestión, como también puede causar la muerte, o en el caso de lo que va a tratar el texto, un encarcelamiento o múltiples amenazas.


Según Javier Marías, el movimiento MeToo estableció dos pseudoverdades: que las mujeres nunca mienten y que ellas siempre son víctimas. Este movimiento busca, como dijo un usuario del foro “Sherdog”, apodado “Trotsky”, hacer que las mujeres hablen, y reporten un caso de asalto sexual en vez de esconderse avergonzadas pensando que serán llamadas mentirosas, “perras”, prostitutas, que solo buscan atención, etc. Y lo logró, logró darle cierto poder a las mujeres, además de la desaparición del interés de hallar la verdad, dándole a la mujer un “privilegio”. Pero, ¿por qué no reportaron sus casos justo después de que se haya llevado a cabo? ¿Por qué reportarlo casi cuatro décadas después (caso de Leigh Corfman)? Desafortunadamente esto es lo que le quitaría la credibilidad a las acusaciones sobre casos de violaciones. Como mencioné en el primer párrafo, una mujer puede hacer una denuncia de violación por el simple hecho de querer vengarse.


Vivimos en una época en donde las redes sociales se han vuelto un punto en donde cualquier denuncia es, a veces, sin fundamento alguno, tomada como verídica. Y lo peor de todo es que el acusado termina siendo “satanizado” por parte de todos los lectores. Lo amenazan de muerte, buscan su información (DNI, lugar de residencia, etc.) y lo hostigan. El acusado no hace valer su derecho de pronunciarse como inocente, y si lo hace, éste es aplastado por todos los otros usuarios.


Existen dos estudios que respaldan mi punto de vista, estos estudios fueron realizados por “Eugene J. Kanin (1994): “False Rape Allegations, Archives of Sexual Behavior”. El otro es el de Charles P. McDowell (False allegations, 1985)” Castro (2017). El estudio de Kanin nos da una cifra de 41% de denuncias falsas hechas ante la policía. Lo relevante de la investigación es la localidad, ya que con 70 000 habitantes no habría muchos delitos, por lo tanto permitiría a los policías investigar a fondo. Resulta que cuarenta y cinco mujeres terminaron declarando que su acusación es falsa.


McDowell revisó quinientas cincuenta y seis denuncias dentro del mundo militar, de las cuales doscientos cincuenta y seis casos no fueron posibles de probar la violación, y de las demás trescientos restantes ochenta fueron falsas, es decir el 27%. Pero el problema fue mayor cuando el equipo de McDowell analizó los casos no probados. Se descubrió que más del 60% de denuncias eran falsas.


Existe también, un caso de falsa acusación, que le dio al acusado una sentencia de trece años en prisión. El Karrat ez Zitouni fue el supuesto abusador, a quien encerraron injustamente el doce de agosto de 2001, para que cinco años después, la “víctima” se retractase, y dijera que su denuncia se debía a “coacciones de terceros” Altozano (2013, El País). Dicho esto me pregunto, ¿Hay alguna otra razón por la cual una mujer quiera difamar a un hombre, además de querer vengarse? Puede ser que sí, debido a un odio hacia los varones (misandra) o porque quiere tener una coartada por un embarazo no deseado.


Para entrar en mayor detalle hay que definir qué es la misandría. Según la RAE, este término significa “aversión a los varones”. En la actualidad, el feminismo que reside dentro de la sociedad, es un feminismo radical, que ya no podría ser denominado feminismo debido a que lo que este movimiento busca es el reconocimiento de unas capacidades y derechos que han estado reservados para el hombre. No existe un feminismo actual, pasado, futuro, sólo existe uno y lo que mencioné en la oración anterior es su objetivo. Entonces, todas aquellas radicalistas serían consideradas misándricas. Para hacer una diferencia entre una feminista que disputa por sus derechos y una misándrica quería recordar la lucha de Rosa Parks. Ésta Esta señora, si bien es cierto no luchó por la igualdad de derechos para las mujeres, si no para las personas de tez oscura. Hizo una serie de manifestaciones por cumplir su objetivo. Manifestaciones en las cuales no quería dañar a nadie, si no, quería hallar la igualdad de manera pacífica. Mientras que por otro lado, las misándricas titulan a los hombres como cerdos, perros, que todos son iguales. Y luego de llamarlos de tal manera se hacen llamar feministas, que buscan recibir y tener los mismos derechos.


En conclusión, las pseudoverdades instauradas por el movimiento MeToo han llevado a que las mujeres puedan hacer falsas denuncias, ya sea en las redes sociales, donde casi siempre el acusado no puede defenderse y se le toma como culpable, o ante los mismos tribunales o policías, donde gran parte de las veces, también se basan sólo en el testimonio de la víctima. El odio hacia los hombres también es una razón por la cual se harían falsas denuncias. Lamentablemente, el radicalismo siempre existirá y no hay nada que podamos hacer para evitarlo.

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