Autora: Luciana Diaz
Hace unos días, tuve la oportunidad de participar en una conferencia-debate del modelo de las Naciones Unidas como delegada independiente. Las conferencias tienen una dinámica especial, en la que cada uno de los participantes representa a un país. Esto quiere decir que discutimos sobre ciertos alumnos, como si tuviéramos un puesto de gran influencia. La conferencia fue acerca de la acidificación del océano, y hoy, en esta redacción les contaré, un poco sobre este tema y que podemos hacer para detenerla.
La acidificación del océano es un efecto secundario de la contaminación del aire por Co2, el océano absorbe estas grandes cantidades de Co2 y se contamina. otro motivo por el cual el océano se acidifica, es la muerte de la flora marina por factores externos, como la contaminación plástica. Así como en la superficie, las algas y otras plantas marinas transforman el Co2 que los peces naturalmente producen, en oxígeno, mucha fauna marina muere por la acidificación del océano y está de más explicar que todas esas criaturas marinas que se extinguen y perecen por obra del ser humano cada día significan un problema y no existen argumentos que lo contradigan.
Durante la conferencia, también tuvimos que desarrollar resoluciones con el objetivo de buscar diversas soluciones a este problema. Las resoluciones a las que mi equipo llegó son:
Educación: Llegamos a la conclusión de que tenemos que educar a todo el mundo, mediante programas de educación en escuelas tanto públicas como privadas y en pequeñas comunidades.
Normas: Resolvimos que teníamos que asegurarnos de que cada país no liberase más de 100 toneladas de Co2 per cápita al año. Si esto no se cumple, como consecuencia, el país recibiría una sanción internacional.
Estas resoluciones llegan después de un largo debate donde intercambiamos diversas ideas y aunque las resoluciones que se consiguieron pueden ser vistas desde gran escala y han de ser promovidas por organizaciones como la ONU y llevadas a cabo por los distintos gobiernos también existen diversos caminos en los que tu puedes ayudar.
¿Y qué puedes hacer tú como ciudadano? Déjame contarte que puedes hacer muchas cosas, como usar menos aerosoles, por ejemplo comprar desodorantes en barra o ambientadores líquidos en lugar de los que son en spray. También puedes disminuir el consumo de carnes rojas y, cuando las consumas, tratar de comprarlas en establecimientos que provean ganadería orgánica. Además la reducción de uso de autos, motos o viajes en aviones colaboran mucho en reducir la cantidad de CO2 en el ambiente. En su lugar, puedes caminar, usar bicicletas o intentar usar más el servicio de transporte público.
Según la Unión Europea (UE), al 2030 debemos de emitir 55 % menos de CO2 y para lograrlo no basta con políticas de Estado, lo más importante es que cada uno de nosotros se comprometa a cambiar hábitos en beneficio del bien común. Recuerda que no tenemos que buscar hacer cambios enormes y visibles para todo el mundo: Cada esfuerzo suma.
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