Autor: Pietro La Torre Zambrano
I. Contextualización
En 1527, Francisco Pizarro y su hueste, durante su segundo viaje en búsqueda de las legendarias tierras del Birú, se quedaron admirados con la imponente ciudad de Tumbes; se veía enorme, poderosa y majestuosa. Navegaron más al sur, y avizoraron la monumental ciudadela de Chan Chan. Tras aquellos descubrimientos -y conocedores de la existencia de un importante imperio- cavilaron que debían conseguir refuerzos para emprender la gesta conquistadora.
En un principio, Pizarro solicitó ayuda a Pedro de los Ríos, el gobernador de Tierrafirme; sin embargo, éste no se encontraba dispuesto a proporcionar más hombres a una causa que consideraba perdida. Así, el conquistador se vio en la necesidad de tratar directamente con la Corona.
El 26 de julio de 1529, se firmó la Capitulación de Toledo entre la Monarquía Española, representada por la reina Isabel de Portugal, esposa de Carlos I, y Francisco Pizarro. Este dictamen le adjudicó la Gobernación de Nueva Castilla, que abarcaba los territorios comprendidos entre el paralelo de Quito y el de Chincha.
II. La hueste española rumbo al Cuzco
El 16 de noviembre de 1532, Pizarro capturó al Inca Atahualpa, y, el 26 de julio del año siguiente, se cumplió su sentencia de muerte. Junto con Atahualpa, el poderoso Imperio del Tahuantinsuyo cayó para siempre. El 11 de agosto, la hueste española partió rumbo al Cuzco, la capital del imperio, donde residía la fastuosa élite inca.
A fin de llegar a su destino, los conquistadores siguieron el Cápac Ñan o Camino del Inca, avistando la Ciudad Sagrada de los Incas el 14 de noviembre de 1533. Pizarro, sin embargo, notó que el Cuzco se encontraba sumamente identificado con el Imperio del Tahuantinsuyo y, por tanto, no podía convertirlo en la capital de su Gobernación. Con el objetivo de buscar un terreno apropiado para ello partió rumbo al valle del Mantaro.
III. La Fundación de Jauja
Pizarro consideró que el clima y la ubicación de Jauja era bastante favorable; por ello, decidió fundar allí la ciudad capital de la Gobernación de Nueva Castilla el día 25 de abril de 1534. Es propicia la ocasión para mencionar que el escudo de Jauja cuenta con elementos nativos -como la Cordillera de los Andes y una torre andina- y españoles -como el Apóstol Santiago montado a caballo y dos halcones-; asimismo, presenta una inscripción que dice: “Jauja, ciudad hidalga y valerosa”.
Jauja iniciaba así su historia como una ciudad muy importante; no obstante, esta relevancia fue bastante breve, ya que, a finales del mismo año, los vecinos solicitaron trasladarse a una ciudad cercana al mar. Aquella resolución fue determinada en la sesión del Cabildo el 29 de noviembre de 1534. De esta manera, se inició la tarea de buscar un lugar apropiado para la nueva capital de la Gobernación, resultando el valle del río Rímac el mejor de todos. Así, el 18 de enero de 1535, se fundó la Ciudad de los Reyes.
IV. El nacimiento del Virreinato del Perú
Mientras que a Pizarro se le entregó la Gobernación de Nueva Castilla, a Almagro le correspondió la Gobernación de Nueva Toledo, comprendida entre el paralelo de Chincha y el de la actual ciudad chilena de Taltal, en Antofagasta. No obstante, Almagro alegó que el Cuzco estaba también dentro de su jurisdicción, y tomó la ciudad el 8 de abril de 1537.
La disputa entre los conquistadores por la pertenencia del Cuzco motivó la llamada Guerra de las Salinas. En este conflicto, Almagro fue ejecutado por los hombres de Hernando Pizarro, y Fransisco Pizarro fue asesinado en su palacio en Lima por los almagristas encabezados por Juan de Herrada.
De esta manera, los dos conquistadores perdieron la vida y, junto con ellos, las Gobernaciones de Nueva Castilla y Nueva Toledo. Así, en 1542, como parte de las Leyes Nuevas decretadas por el rey Carlos I, se creó el Virreinato del Perú, y Lima se convirtió en la capital de éste hasta la Proclamación de la Independencia, cuando pasó a ser la capital de la República del Perú.
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