Autor: Pietro La Torre
I. Introducción
Este año, 2021, celebramos no sólo el bicentenario de la Proclamación de la Independencia del Perú realizada por San Martín en la Plaza Mayor de Lima, sino también el de los importantes acontecimientos que sucedieron previamente a este importante hito histórico, como lo es conferencia entre el Libertador San Martín y el Virrey La Serna en la Hacienda Punchauca, al norte de Lima, el 2 de junio de 1821.
El Virrey Joaquín de la Pezuela, antecesor de La Serna, ya había entablado conversaciones en el balneario de Miraflores con los independentistas cumpliendo órdenes de la Corona española de negociar la paz con los insurgentes. Esto se debe a que, como consecuencia del motín encabezado por el Comandante Rafael del Riego en la metrópoli española -que supuso la vigencia de la Constitución de Cádiz de 1812-, las autoridades realistas sostuvieron que la campaña separatista perdía sentido, ya que con la Carta Magna gaditana sus reclamos de igualdad se harían realidad.
No obstante, las reuniones entre realistas y patriotas no tuvieron los resultados esperados debido a que los realistas no se encontraban dispuestos a reconocer la Independencia del Perú; sin embargo, lo que sí se hizo efectivo fueron los armisticios que, finalmente, beneficiaron a la causa emancipadora, ya que permitió que la estrategia de San Martín sobre Lima dé los frutos esperados y el Virrey abandonase la capital.
II. Antecedentes
Los revolucionarios bonaerenses cavilaron que la supervivencia de su Independencia se encontraba condicionada a la erradicación de la presencia realista en Lima. Por ello, San Martín, desde que desembarcó en Paracas en septiembre de 1820, emprendió una estrategia militar a fin de asediar Lima y cortar los abastecimientos para, de esta manera, desmantelar el poder realista asentado en la capital y obligarlo a retirarse.
Desde su Cuartel General en Pisco, San Martín designó al General Juan Antonio Álvarez de Arenales para que comande una expedición a la sierra central para lograr sus objetivos sobre Lima. La expedición de Arenales fue todo un éxito, y las montoneras se plegaron a las fuerzas patriotas ejerciendo una fuerte presión sobre la capital. San Martín, empero, se vio en la necesidad de establecerse en Huaura debido a que la sierra y el sur eran casi enteramente realistas, a diferencia de la costa norte, donde el sentimiento de emancipación era mucho más fuerte.
Las tropas sanmartinianas partieron de Pisco el 26 de octubre y desembarcaron en Huacho entre el 10 y el 12 de noviembre de 1820. El Almirante Lord Cochrane era el comandante de la Escuadra Libertadora, y el día 5 de noviembre logró una importante victoria marítima: la captura de la poderosa fragata Esmeralda, el orgullo del poderío marítimo español en el Pacífico Sur. Con la pérdida de la Esmeralda, el dominio realista sobre el mar se esfumó. Así, San Martín logró abarcar todos los confines de Lima y cortar totalmente el abastecimiento de la ciudad.
III. Desarrollo
Entre los altos mandos militares hubo grandes diferencias respecto de cómo llevar a cabo las hostilidades con la expedición sanmartiniana. Mucho se ha dicho acerca de la despreocupación de Pezuela por la presencia de San Martín en el Perú; sin embargo, debemos tomar en cuenta que, en aquella época, se consideraba que mientras se contase con el poder absoluto sobre la capital, nada estaba perdido, y por ello, Pezuela se había enfrascado en la defensa de Lima desatendiendo las demás partes del Virreinato, como la costa norte.
No obstante, el 29 de enero de 1821, ocurrió un motín en la Hacienda Aznapuquio en el que los altos mandos militares realistas se pronunciaron y destituyeron a Pezuela y lo obligaron a entregar el cargo al General José de la Serna. El nuevo Virrey decidió proseguir con las conversaciones con los independentistas, las cuales se llevaron a cabo el día 2 de junio de 1821 en la Hacienda Punchauca, actual Carabayllo.
En esta ocasión, San Martín conversó personalmente con La Serna, a diferencia de las conferencias de Miraflores, donde fueron los emisarios quienes protagonizaron los debates. Ambos ya se conocían: habían combatido juntos contra las tropas francesas que se habían acantonado en la Península Ibérica en la Batalla de Bailén. Luego de recordar aquellos viejos tiempos, La Serna le indicó a San Martín de las disposiciones reales de poner fin a la campaña libertadora que, con la vigencia de la Constitución de Cádiz y las Cortes españolas, carecía de sentido.
Empero, San Martín le solicitó el reconocimiento de la Independencia del Perú y de América, y, además, le ofreció el mando provisional del Perú junto con dos secretarios -uno designado por él y otro por el Libertador- hasta que un infante español asumiese el trono de la monarquía peruana. En estas conferencias fue la primera vez que San Martín presentó su idea de una Monarquía Constitucional como forma de gobierno para el Perú independiente, y esto se debía a la fuerte concentración aristocrática y noble en el Perú: tan sólo en Lima, según el censo de 1790, había ciento cuarenta y nueve Títulos de Castilla.
Ante aquellas controversias, finalmente se optó por celebrar un armisticio que, finalmente, permitió que la causa independentista ganara cada vez más adeptos. La situación en Lima se tornó insostenible: el bloqueo de Lima y el constante ataque de los montoneros y el bloqueo del Callao habían ocasionado el surgimiento de gran número de conspiraciones. El sentimiento de malestar y desazón con el ejército realista era notorio.
IV. Consecuencias
La tregua entre ambas fuerzas permitió que la estrategia militar emprendida por San Martín a Lima diera los frutos esperados: cortar todos los abastecimientos y, de esta manera, destruir el poder realista asentado allí. Así, San Martín pudo ingresar a la Ciudad de Lima el 10 de julio y, una vez reunido el Cabildo y expresada su voluntad de independizarse de la dominación española, proclamó solemnemente la Independencia del Perú.
El afán de San Martín de ingresar a Lima y proclamar allí la Independencia responde a la necesaria validación de la Declaración de la Independencia del Perú por parte de la élite criolla y de los notables de la ciudad, así como también terminar definitivamente con el poder realista desde su raíz. De ahí la gran trascendencia de la Proclamación de la Independencia de San Martín en Lima y no de las que se realizaron en las diversas ciudades norteñas del Perú.
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