Autor: Pietro La Torre Zambrano
I. Introducción
Esta semana, celebramos la Semana Jesuita en nuestro Colegio. Y ésta es una gran ocasión para recordar el patriótico accionar de los jesuitas durante la ocupación chilena de la ciudad de Lima, llevada a cabo desde el 17 de enero de 1881.
Luego de la victoria chilena en las batallas de San Juan (13 de enero de 1881) y Miraflores (15 de enero de ese mismo año), los chilenos ingresaron a la capital peruana, e inmediatamente se dispusieron a buscar con gran ahínco al entonces coronel don Andrés Avelino Cáceres, quien había liderado el triunfo peruano en la Batalla de Tarapacá y también había comandado las tropas peruanas en la Campaña de Lima.
II. El hospital de los jesuitas
En este contexto, muchos conventos religiosos se transformaron en Hospitales de Sangre destinados a atender a los heridos en combate, y este fue el caso de la Iglesia de San Pedro y del Colegio de la Inmaculada, ubicado en esa misma manzana.
Andrés Avelino Cáceres, en búsqueda de asistencia médica luego de la batalla de Miraflores, fue trasladado a las instalaciones de los jesuitas. Los chilenos, en su afán de encontrar al héroe peruano, recorrieron toda Lima, y al tocar la puerta de la Iglesia de San Pedro, el personal de servicio negó su presencia.
III. La acción patriótica
Los chilenos, luego de buscar por todos lados a Cáceres, y casi seguros de que se encontraba en el Hospital de San Pedro, enviaron a dos jefes a aprehender al coronel. Los médicos invitaron a pasar a los oficiales a la sala de atención a fin de demostrar que Cáceres no se encontraba ahí. Los jefes, satisfechos, se retiraron.
Lo que había ocurrido era que los ilustres jesuitas habían ocultado al héroe peruano en la celda del padre superior de la Compañía de Jesús. Cáceres escribió en sus memorias: “Desde esta visita tuve necesidad de tomar mayores precauciones, y seguí curándome, oculto en la celda del padre superior, a cuya bondad y celo debí no haber sido prisionero del enemigo”.
IV. Cierre
Conocer y reconocer esta acción patriótica de los jesuitas resulta un ejercicio muy significativo en este contexto, y más aún al encontrarnos en el Año Jubilar Ignaciano por cumplirse quinientos años de la conversión de San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús, de la cual formamos parte al ser estudiantes del Colegio de la Inmaculada.
El amor a Dios y a la Patria son unos de los principales valores que nuestro Colegio nos inculca desde que fue fundado en 1878. Así, el Cardenal Augusto Vargas Alzamora, patrono de la Promoción 2021 y exalumno de la Promoción 1939, pronunció un hermoso discurso en el que menciona lo siguiente: “[el Colegio de la Inmaculada] prendió dos amores en mi alma por los cuales juro desde este momento luchar hasta morir: el amor de Dios y el de la Patria; la pasión por un Cristo más conocido y más amado y la pasión por una Patria nueva, grande, altiva y respetada”.
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