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Estado incapaz, pueblo sin techo

Autor: Doménico Chang

 

Este 8 de abril, un grupo de personas invadieron el Morro Solar, una zona catalogada como intangible desde el año 1977. Días después, el 11 de abril, se invadió otra zona intangible, esta vez la zona denominada Lomo de Corvina; se estima que fueron más de diez mil ciudadanos. Si bien estos dos casos son actos ilegales por parte del pueblo, hay que entender también que el Estado tiene parte de la responsabilidad aquí, pues debe facilitar las condiciones básicas para acceder a una vivienda y así mejorar la situación de este sector de la población.

Hace alrededor de un mes, Gisselle Huamaní, la titular de la Secretaría de Gestión Social y Diálogo de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), mencionó que: “[...] Nosotros en este momento no estamos en condiciones de reubicarlos, ellos tendrán que ubicarse en sus hogares de origen, de donde han venido. En este momento no los vamos a reubicar [...] Como dice la reglamentación, primero se hace el esfuerzo por dialogar y si se llega al límite en el que esto no funciona hay figuras y estrategias legales que se pueden aplicar [...]”. Esto quiere decir que al gobierno no se le pasó por la cabeza las necesidades que tienen estas personas y que son víctimas de un modelo de gestión social que no apoya el acceso a viviendas de bajo costo, sino que los vieron simplemente como delincuentes que invaden porque sí y que ya tienen un hogar así que no deberían estar molestando al Estado con eso.


Claramente hay algo que el Estado ha estado pasando por alto, y ese algo es que no todos los peruanos cuentan con los servicios básicos para vivir dignamente. Es verdad que invadir es un delito y no debería cometerse, mucho menos en una zona intangible, protegida por el Estado. No obstante, hay que tener en cuenta que si el Estado no hace nada para ayudar a su pueblo, este se terminará “revelando” tarde o temprano. El Estado no debería simplemente echarlos y que ellos se las arreglen por su propia cuenta, pues terminarán haciendo lo mismo otra vez. Lo que el Estado debería hacer es, primero, empadronar a todas estas personas para tener un registro de ellos, saber quiénes y cuántos son, qué hacen, cuáles son sus necesidades, etc. De ahí, podría consultar los registros en donde se hallan terrenos disponibles adecuados para viviendas, y asignar lotes, elaborar planos estandarizados y orientar la construcción mediante programas de seguimiento para que ellos mismos puedan construir sus casas.


Es necesario saber que si el Estado hace todo por ellos, estos no valorarán estas viviendas en absoluto. Es por ello que lo que debe hacer el Estado es guiar a las personas en el proceso burocrático de registro y planificación de las viviendas. Entonces los ciudadanos podrán, con su propio dinero y materiales, ir construyendo en esos terrenos poco a poco, obviamente con la orientación del Estado para que la construcción se realice de manera adecuada y soporte sismos, inundaciones, u otros fenómenos naturales. Esto es factible ya que seguramente entre estas personas hayan varios con experiencia en construcción, planificación, compra y venta de los materiales necesarios, e incluso puede que haya alguno que otro ingeniero. Si todos forman parte de un equipo, podrían llegar a hacer una especie de “ayni” moderno, una práctica que los antiguos Incas empleaban, que consistía en que todo el pueblo ayudaba a una persona, ya sea a cultivar su chacra o construir su vivienda, con la esperanza de que luego esta persona les devuelva el favor en tiempos de necesidad, siguiendo un modelo de "hoy por ti, mañana por mí".


En este caso, el favor sería también ayudar a todos a construir sus casas, así nadie se queda atrás y todos pueden tener una vivienda con su propio esfuerzo que, gracias al “efecto Ikea” (que consiste en que las personas le dan un valor añadido a los bienes que ellos ayudaron a hacer), la valorarán más que cualquier otra cosa. Para que esto se dé, se requiere una iniciativa tanto del Estado para apoyar a su pueblo como del pueblo en sí para salir de la informalidad. Actualmente la iniciativa es muy poca (por no decir nula), pero, con el esfuerzo suficiente, todos podremos salir adelante como una comunidad peruana unida.


Autor: Doménico Chang


Fuentes:


 
 
 

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