Autor: Fabrizio Repetto
La ciudad de Lima, capital del Perú, ha pasado por diversos cambios desde su fundación en 1535, incluyendo la reconstrucción de varias edificaciones históricas o la reparación de los mismos. Sin embargo, me pongo a pensar, sobre todo en estos días previos a las Fiestas Patrias, acerca de esta cuestión: ¿cuánto es la magnitud del cambio en la Ciudad de los Reyes? ¿Habrá cambiado mucho? En este artículo explicaré varios cambios que ocurrieron a lo largo de los años en la capital.
Iniciamos por el Centro Histórico, que es una de las zonas más tradicionales de la ciudad. Lamentablemente, no todo es color de rosa, pues, ante la indiferencia de las autoridades, hay diversos incendios en edificaciones históricas. Un ejemplo de estos es el edificio Giacoletti, ubicado en la plaza San Martín y otrora rey de la misma, antes de la construcción del hotel Bolívar. El 27 de octubre del 2018, un voraz incendio destruyó la mayor parte de la edificación, aparentemente causado dentro de una pollería ubicada en el primer piso. Actualmente, el destino es incierto, ya que una empresa piensa derribarlo y construir un centro comercial. Lamentable destino para una de las edificaciones más antiguas de Lima, ubicada al costado de otro patrimonio como es el Teatro Colón.
Por otro lado, la tradicional plaza 2 de mayo tampoco se queda atrás. Hace algunos años un incendio afectó una de las tradicionales casonas donde se almacenaban cueros y otros materiales, la falta de agua impidió a los bomberos controlar el inmueble, desapareciendo su estructura en gran parte. Ya dejando el Centro, pasamos al sur de Lima, específicamente hasta Chorrillos, a la playa La Herradura, ubicada en un sector oculto. Esta playa era un punto de encuentro para la clase alta limeña en los cincuenta y sesenta. Sin embargo, la decadencia empezó cuando el alcalde Pablo Gutiérrez de Chorrillos tuvo la “genial”idea de colocar un túnel hacia la Playa La Chira, dinamitando parte del Morro Solar, declarada por el Instituto Nacional de Cultura como zona intangible.
Esto causó que las rocas provocadas por la explosión cayeran a la orilla, desapareciendo la arena de la playa. A inicios de la década pasada, la alcaldesa Susana Villarán "donó" arena a la playa. "Donó", porque la arena desapareció en día y medio. Hoy, la playa está descuidada. Uno de sus locales de estrella, el Club Samoa, está derruido y ocupado por gente de mal vivir, junto con el Edificio Las Gaviotas, con riesgo de derrumbe debido a la debilidad de sus cimientos. De los pocos lugares históricos solo queda el Restaurante Suizo, también punto de encuentro para la sociedad en esa época.
Podría seguir hablando de más lugares que la otrora Lima que desaparecieron, pero estoy seguro de que me quedaría sin espacio en el artículo, pues hay tantas edificaciones, algunos de ellos patrimonio cultural, que están en riesgo, sin que alguna autoridad haga algo por ello. Entonces, la pregunta de rigor sería, ¿cómo actuamos? Tenemos que defender a Lima, patrimonio cultural decretado por la UNESCO en 1991 de aquellas personas que intentan desaparecer obras históricas para construir lugares modernos, perdiendo aquel “toque” histórico que le da a esta zona de la ciudad. Reflexionemos y llamemos a un cambio, al cambio iniciado por los jóvenes, para evitar que sigan desapareciendo más patrimonios y repararlos para que las nuevas generaciones conozcan más de la historia limeña y peruana en general.
Edificio Giacoletti, luego del incendio en comparación con una foto de la década de 1920. Fuente: Federación de Periodistas del Perú
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