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Magdalena La Vieja y su casa de campo

Foto del escritor: La Voz del LoboLa Voz del Lobo

Autor: Pietro La Torre

 

I. Introducción.

Lima ha crecido de manera descontrolada, siendo este fenómeno propiciado por la migración de gran parte de la población del campo a las ciudades, y este, a su vez, por el régimen centralista que hasta la fecha rige en nuestro país. Desde los tiempos coloniales, Lima ha concentrado el poder político y económico del Perú; sin embargo, la expansión masiva de la ciudad no ocurrió sino hasta la primera mitad del siglo XX, cuando aparecieron los primeros barrios en las faldas de los cerros que la cercan.

A causa de este crecimiento desmesurado, muchas haciendas desaparecieron, siendo loteadas y vendidas, donde posteriormente se construyeron modernas edificaciones que persisten hasta el día de hoy. Un caso muy conocido es el del antiguo distrito de Magdalena La Vieja, actualmente llamado Pueblo Libre, que en sus inicios fue un pueblo campestre rodeado de grandes haciendas. Acerca de este distrito trata la presente columna histórica.


II. Historia de Magdalena La Vieja.

Magdalena La Vieja era un pequeño pueblo de carácter rural al sur oeste de Lima. Este aire campestre agradó a varios virreyes del Perú que establecieron allí su residencia de descanso. Entre ellos destacan Andrés Hurtado de Mendoza, Diego López de Zúñiga y Joaquín de la Pezuela.

El virrey Pezuela disfrutaba mucho del ambiente de Magdalena La Vieja; por ello, en 1818, decidió adquirir el llamado Palacio de la Magdalena, ubicado en la plaza del pueblo, para escapar de Lima siempre que lo deseara en busca de un lugar de reposo.

Empero, el día 29 de enero de 1820, un motín militar, ocurrido en Aznapuquio, puso punto final a su gestión, asumiendo el cargo el general José de La Serna. Tras su destitución, Pezuela se estableció permanentemente en su casa de campo; no obstante, tras el ingreso de San Martín a Lima, decidió abandonar el Perú, embarcándose rumbo a España el 11 de julio de 1821.


III. “La Quinta de los Libertadores”.

Luego del retiro del virrey Pezuela, el Libertador San Martín decidió establecerse en el Palacio de la Magdalena una vez proclamada la independencia. Su fiel ministro, Bernardo de Monteagudo, se quedó en Lima a fin de dirigir adecuadamente el Protectorado. Durante su estadía en Magdalena La Vieja, San Martín notó que había un gran patriotismo en los pobladores del lugar; por esta razón, determinó que dicho pueblo pasaría a llamarse Pueblo Libre. El Marqués de Torre Tagle ratificó esta disposición mediante un decreto supremo firmado el 10 de abril de 1822.

Posteriormente, San Martín abandonó el Perú y, al año siguiente, Simón Bolívar arribó al Callao. Al igual que su antecesor, Bolívar se instaló en el Palacio de la Magdalena. Él dejó una gran huella durante su estancia en aquella casona; mandó a hacerle diversas mejoras y remodelaciones. La casa cuenta con un jardín al medio, donde Bolívar plantó una higuera en 1826 que sigue en pie hasta la fecha.

Actualmente, este inmueble es llamado “La Quinta de los Libertadores”, en alusión al paso de estos dos grandes personajes que lograron la independencia de América del Sur, y forma parte del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú.

IV. Conclusiones.

Las distintas zonas de la ciudad de Lima han cambiado a través de los años. Así, el antiguo pueblo Magdalena La Vieja se vio afectado por el crecimiento urbano en la década de 1930, lo cual causó la desaparición de grandes áreas de cultivo.

La cantidad de áreas verdes en la capital ha venido disminuyendo desde hace muchas décadas, por lo cual hay menor cantidad de árboles y vegetación que nos proporcionan oxígeno; ergo, es cada vez mayor el porcentaje de Dióxido de Carbono en la atmósfera. Hay quienes dicen que todo pasado fue mejor, esta afirmación, en el contexto de la contaminación ambiental, no puede ser más cierta.





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