Autor: Fabrizio Repetto
Desde su llegada al Perú, hace 452 años, los jesuitas han estado abocados en diversas ramas, principalmente en la espiritualidad y en la educación. Sin embargo, muchos no saben que, durante todos estos años, han tenido que pasar por diversos obstáculos que, en muchos casos, les impidieron continuar con sus actividades regulares. Hoy, por motivo de la edición especial por la Semana Jesuita, contaré la historia de esta comunidad religiosa en el Perú desde sus inicios hasta nuestros días.
El 28 de marzo de 1568, se instala la primera Provincia Jesuita del Perú y la primera de Sudamérica, formada por seis jesuitas que fueron enviados por orden del general de aquel entonces, San Francisco de Borja. Su primera labor fue en 1570, cuando empezaron en las doctrinas de Huarochirí, abriendo sus primeras “residencias” en el Cuzco y Arequipa y expandiendo poco a poco su labor misionera por todo el país. En la parte educativa, inauguraron el Colegio Máximo de San Pablo, ubicado en la hoy iglesia de San Pedro y Biblioteca Nacional en la Av. Abancay, usándolo también como base. Increíblemente, al finalizar el siglo 16 habían 279 jesuitas y 13 espacios donde ejercían su misión.
Durante los siglos 17 y 18 la obra jesuita en el Perú se consolidó, trabajando con los pueblos remotos y entendiendo mejor el territorio del Perú, fundando el Real Colegio de San Martín en Lima y el Colegio de San Bernardo en el Cuzco. Desafortunadamente, un decreto del rey Carlos III, en el año 1766, ordenó suprimir la Compañía y expulsarla de todo territorio español, que comprendía también al Virreinato del Perú. El 9 de septiembre, el virrey Manuel Amat y Juniet tomó las misiones en Lima, partiendo todos los expulsados hacia el puerto de Santa María en España, hasta la restauración de la Compañía de Jesús en 1814.
El 16 de septiembre de 1871, arriban al Perú desde Paita, 7 jesuitas para dirigir el seminario de Huánuco, pasando el Perú a formar parte de la misión ecuatoriana, que, en aquel entonces, dependía de la provincia de Castilla. El 8 de abril de 1878, los jesuitas restauraron su labor educativa fundando el Colegio de La Inmaculada, también llamada Escuela Normal de Varones, funcionando originalmente en el mismo local del Colegio Máximo de San Pablo. De ahí, en 1898, fundan el Colegio San José de Arequipa y se hacen cargo del Templo de la Compañía en la misma ciudad. También contaron con un Noviciado, llamado “San Estanislao de Kostka” en Miraflores, donde hoy es la Iglesia Nuestra Señora de Fátima. Desde ese entonces, los jesuitas no han parado: se hicieron cargo del Vicariato San Francisco Javier del Marañón, fundaron Fe y Alegría en 1967, junto con la Universidad del Pacífico, los colegios Cristo Rey de Tacna y San Ignacio de Piura, la red CONSIGNA Educación y la Universidad Antonio Ruíz de Montoya, por mencionar algunas.
Ahora, con 452 años en el Perú, los jesuitas siguen su labor por la espiritualidad y por la educación, teniendo en cuenta la encíclica Laudato Si, lanzada por el Papa Francisco y que nos invita a cuidar de nuestra Casa Común. En estas semanas jesuitas, reflexionemos sobre la labor que estos hombres de fe han realizado y comprometámonos a seguir sus pasos para llegar a ser un Perú mejor.
Imagen histórica. El entonces General de la Compañía, Pedro Arrupe S.J, reuniéndose con los jesuitas en el Colegio de La Inmaculada. Lima, 1971.
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