Autora: Lucía Rodríguez
Escuché esta frase una vez en mi vida, y me bastó esa única vez para que me quedará grabada.
Hoy en día, los estereotipos y estándares de belleza están acechando a cualquiera; los promueve la perfección propagada en redes sociales, los comentarios tóxicos de familiares y amigos, los blogs en internet, etc. Poco a poco, estos han ido generando una cadena de inseguridades y pensamientos sumamente peligrosos y amenazantes.
En la adolescencia escuchamos por primera vez el término “desorden alimenticio”. Quizás en una clase, o en un grupo de amigas, o tal vez lo leemos en internet. Pero lo cierto es que generalmente lo percibimos como algo lejano a nuestra realidad, somos “inmunes” a estas enfermedades que, aunque muchos no lo crean, pueden ser increíblemente peligrosas. Dos de las más comunes son:
Anorexia nerviosa: Consiste en el rechazo sistemático de la comida en un intento de adelgazar, lo cual lleva a la desnutrición, y por supuesto a la pérdida de peso extrema. A pesar de haber perdido peso, el individuo tiene una propia imagen corporal distorsionada y esto lo lleva a que quiera continuar con el ciclo. Causa irritabilidad emocional, aislamiento social y familiar, depresión, úlceras, mareos, ausencia de la menstruación, entre muchas otras descompensaciones de salud.
Bulimia: Consiste en un ciclo vicioso, donde una persona tiene “atracones” periódicos, que consisten en comer de forma compulsiva. Acto seguido, se sienten culpables y se provocan el vómito para perder las calorías consumidas, y no engordar. Al sentir ansiedad por el acto cometido, el ciclo se repite.
Estos son dos de los muchos trastornos alimenticios que existen (como la ortorexia, vigorexia, permarexia, etc) que, cabe aclarar, puede padecer cualquiera, no solo mujeres o adolescentes (aunque es cierto que es más común en estos grupos).
Sin embargo, no todas las relaciones tóxicas con la comida tienen un término exacto, y este artículo tiene el fin de que menos personas caigan en malas relaciones con la comida por culpa de la ignorancia, la negación, guiarse solo de los términos y de no indagar en sus conductas.
¿Alguna vez comparaste tu situación con lo que internet clasifica como “síntomas de desórdenes alimentos? Si lo hiciste, y lo que sientes o haces no coincide con eso, quizás deberías indagar más a fondo en lo que te esta pasando. Ten cuidado, porque el simple hecho de que hayas comparando tu vida con estos síntomas, no es normal. (Con esto no me refiero a que la información de internet sea incorrecta, lo que quiero decir es que, si tu situación no coincide, no quiere decir que no requieras ayuda).
El intento por no engordar y el disgusto por su apariencia física es muy común en los jóvenes. Esto, muchas veces lleva a tener conductas guiadas por el miedo a engordar (no necesariamente excesivo) que toman lugar en la cotidianeidad de forma silenciosa. Estos pueden manifestarse con la culpabilidad luego de consumir alimentos grasosos, altos de azúcares o sodio, incluso pueden llegar a que las personas sientan la necesidad de contar cuantas cosas ingeriste en un dìa, o comer a escondidas sin motivo aparente.
He tenido la oportunidad (la verdad no tengo claro si lo digo de forma positiva o negativa) de conocer la prueba de que estas conductas son crueles con quien las padece, cada vez se agravan más, y atentan contra el bienestar general. Nos han enseñado que: si no vomito, estoy bien; si solo ingiero una comida al día, pero es “balanceada”, estoy bien. Déjenme decirles que tengo la seguridad de que no es así.
Si guìas tu vida por el miedo a engordar, por la culpabilidad luego de comer, si comer una pizza es un acto prohibido, si crees que “una vida saludable” es contar calorìas todos los dìas, si haces comentarios de desprecio hacia tu cuerpo o el de los demás, comparándolos con una figura de perfección, si te sientes presionado o incómodo en la comidas familiares, si crees que desayunar agua es normal; si no puedes pasar un día sin hacer ejercicio...entre otras conductas tóxicas, entonces no estás bien. NO ES, nutrición saludable, NO ES un control correcto y balanceado de tu alimentación, ES el inicio de un desorden alimenticio.
Por lo tanto, si después de leer este texto cuestionas tu salud mental con respecto a este tema, busca ayuda. Si crees que una amiga/amigo no tiene una buena relación con la comida, busca ayuda. No cometas el mismo error que cometí yo, porque ese es el propósito de este artículo. No te guíes de un “no tengo nada, solo me controlo”, porque puedes estar abriendo la puerta a un daño más grande de lo que crees.
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