Autor: Luciano Velaochaga
La otredad es un concepto filosófico que trata acerca del reconocimiento del otro como un individuo distinto que no forma parte de nuestra comunidad. Se basa en reconocer que cada persona asume una identidad propia. Eso implica que uno no debe discriminar al otro por sus diferencias, sino utilizar esa variedad para generar un espacio de convivencia.
Según el filósofo francés Emmanuel Lévinas, el Otro es inconmensurable, es lo absolutamente Otro, y es siempre anterior a la propia subjetividad. Es el principio del yo: este adquiere su identidad propia desde la responsabilidad por el Otro. La necesidad de conocer al Otro es lo que nos permite conocernos completamente. El Otro se convierte finalmente en el límite de nuestras libertades.
Ahora, si conocemos la premisa de que el Otro es aquel que nos define como somos, también debemos entender que el término otredad implica entender al Otro como un ente ajeno a nosotros, pero con el cual se debe coexistir de manera que se fomente el crecimiento de cada individuo.
El Otro es aquello que nunca fuimos, no somos y no seremos.
Centrando este tema un poco más hacia nosotros ¿de qué nos sirve entender la otredad? Como estableció Jean Paul Sartre, este término puede ser utilizado para entender la existencia de uno mismo a través de la visión del otro. Ahí es donde surgen elementos como la empatía y la tolerancia, conceptos que nos permiten ponernos en lugar del Otro.
En tiempos como en los que nos encontramos ahora mismo, el ser empático se vuelve una necesidad. No podemos ser esquivos ante la realidad que viven muchas personas a lo largo de nuestro país. La otredad nos permite saber que hay otra visión de las cosas y nos quita ese individualismo con el que vivimos tan centrados en nosotros. En una semana tan importante como lo es la Semana Ignaciana, la reflexión y la compasión son actitudes que tenemos que tomar en cuenta al momento de analizar el contexto en el que vivimos.
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