Autor: Juan Diego Tovar
“Para todo problema humano hay siempre una solución fácil, clara, plausible y equivocada” -Henry-Louis Mencken
Testimonio personal.
Vuelvo a despertar en la monotonía de encender cualquier artefacto para solventar mi “presente” dentro del chat de meet, y en un análisis de cómo me siento, comprendo que por poco y no olvido lo que unas ganas de escuchar una clase significa, por poco y no olvido lo que despertar cansado, pero saber que el día se tornará muy alegre luego de una “pichanga” con mis amigos significa. En una desesperada búsqueda de inspiración para amenizar mi visión de la pandemia y un último año dentro de mi casa, entendí que nunca la encontraría en unas clases que, en mi opinión, más se asemejan a un ferviente intento de sustentar con una desmesurada carga de tareas y responsabilidades, que el año es igual cuando no lo es, y menos para sus alumnos.
Entiendo todo el esfuerzo que se realiza, entiendo también que no es fácil para ninguna de las partes, sobre todo comprendo el entusiasmo del colegio para ayudar, y probablemente lo hace, pero ¿será el apoyo correcto? Si escribo este artículo es porque ya no encuentro algún otro color que no sea hormiga mientras los días pasan. Mi mente tiene que prepararse para un examen de ingreso cada vez más cercano, sobrevivir a los innumerables trabajos, y asimilar que estamos en una pandemia mundial dentro de un país que inmerso en una crisis sanitaria, debate si su presidente tiene que continuar o no; es doloroso saber que el Perú es famoso, pero por el número de muertes por habitante, es doloroso saber que unos audios puedan desestabilizar toda la política peruana.
Entiendo que todo ese ajetreo mental por mis obligaciones sería parte de estar en quinto y comprendería que la carga sea inherente al grado, entendería que las obligaciones en otro contexto sean normales, pero no estamos en una situación normal. El colegio nos comentó una solución de aplazar las tareas para el siguiente día, y con una carcajada fúnebre realmente espero que esta nueva disposición pueda erradicar el vacío de un quinto año virtual. Aunque lamentablemente, con esa misma radicalidad plasmada en un correo que anunció la nueva norma, sigo en esa espera que dolorosamente ya se torna eterna.
En fin, de todas maneras puedo hacer todo lo que me indican y cumplir con cada esquema propuesto, pero, ¿de qué sirve si lo hago vacío? ¿De qué sirve si solo es un cuerpo abrumado por un gris y triste círculo vicioso el que lo hace?
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