Autor: Cristobal Muente
A lo largo de mi paso por el colegio, he participado en una gran cantidad de eventos y ceremonias importantes como el Matemach, las Olimpiadas, el Día de la Madre, el Día de la Virgen, etc. Pero sin duda, un evento relevante que ha pasado a un segundo plano es el mástil, que convoca a la mitad del colegio, desde prekinder a quinto grado y desde sexto grado a quinto de secundaria. Durante mi vida escolar el mástil ha sufrido ciertos cambios pero aun así ha mantenido su esencia. En este artículo repasaré estrictamente el mástil de sexto a quinto de secundaria.
El reloj muestra las 7:40 y los tutores más puntuales pasan la voz a sus alumnos para dirigirse al coliseo. El patio de mayores baja y los que se encontraban “pichangueando” pasan a jugar la agónica última jugada. Llegando al coliseo, se van formando los típicos círculos de amigos, donde recuerdan aquellas anécdotas y momentos del fin de semana que todos han vivido pero aún así es gracioso recordarlas. Esta vez, los protagonistas de los círculos, llevan caras exhaustas que hace algunas horas eran todo lo contrario. Poco a poco van llegando los alumnos de los salones restantes de medianos y mayores. En el fondo del murmullo, se escucha el sonido de los parlantes, es la voz del coordinador solicitando silencio al alumnado. Los tutores acompañan la labor del coordinador y van incitando al orden. Poco a poco aquellos círculos desordenados se van transformando en las típicas tres o cuatro columnas de las promociones. Estando formadas las filas, aún siguen los murmullos. En las promociones menores tienen lugar las inocentes discusiones sobre quien va delante de quien siguiendo el famoso orden de tamaño que los mayores casi ni respetan. Esto ocurre mientras que en las promociones más grandes simplemente tocan cualquier tema de conversación para batallar con el silencio. Están los alumnos que colaboran con el llamado de atención de los docentes, mientras que también se hallan los que pareciera que no tienen sentido del oído.
Eventualmente, el silencio del alumnado y el sonido de los parlantes se apoderaron del Coliseo Fausto Pardo. Es momento del Himno Nacional, posición de firmes y mano al pecho por parte de los alumnos. Se escucha el canto de aquellos eufóricos que se sienten en el terreno de juego del estadio nacional representando a la selección, por otro lado están los que tienen la mirada perdida y mente en blanco. También están los “chistosos” que intentan causar gracia con algún ridículo comentario o gesto para que a los de alrededor se les escape una tímida carcajada, el 90% de las veces, el comediante logra su objetivo. No nos olvidemos de aquellos impuntuales que permanecen en la puerta del coliseo, de pie y con la mochila puesta esperando incorporarse a su columna respectiva al finalizar el himno.
Después de entonar el himno, el coordinador correspondiente concede la orden de tomar asiento sobre el lugar. Es inevitable escuchar el exagerado sonido de satisfacción por parte de los alumnos. Pareciera como si hubieran estado parados por más de un par de horas. Luego el salón encargado realiza la oración. En este momento no suele haber ruidos por parte del público a menos que una especie de error o acto extraño de los expositores suscite una esporádica risa innecesaria.
Al culminar la oración, prosiguen las palabras del director o de uno de los directivos seleccionados. En este espacio el expositor suele incitar a la reflexión con algún tema coyuntural o presentado en la oración. En lo personal, este es el momento del mástil en el que el alumnado brinda su mayor atención. A pesar de esto, siempre hay algún desubicado que, atrevidamente, ocasiona caos o distracción y el expositor realiza una pausa para realizar un llamado de atención al alumno o alumna. Luego de la reflexión, se nombran a los docentes y trabajadores que cumplen años en la semana. Si uno de esto cuenta con el cariño de los alumnos, los escandalosos aplausos y silbidos se apoderan del coliseo.
Luego de este momento es turno de los anuncios, encabezados por el COES. Lo que más destaca de su participación es el mensaje de reflexión que presentan y los cumpleaños de los alumnos. Después del COES siguen los demás anuncios de diferentes organizaciones del colegio como Pastoral, La Voz del Lobo, el departamento de psicología, etc. Los anuncios que nunca faltan son el de nuestro querido Ricardo Segura, que como pan caliente nos brinda las mejores y recientes noticias sobre Adecore. No nos olvidemos del CINE Inmaculada con sus espontáneas presentaciones que hacen que el mástil concluya con broche de oro.
Porque recordar el volver a vivir, espero que este artículo les haya recordado aquellos mástiles que protagonizaban sus lunes en el colegio. Como de costumbre, quiero dirigirme al lector y lectora inmaculada que está leyendo estas palabras. Estamos en un contexto distinto que nos ha obligado a cambiar la forma de vivir muchas experiencias, mis compañeros de promoción y yo somos testigos de esto. Yo los quiero invitar a formar parte del mástil virtual que hasta la fecha no recibe la importancia que debería. No quiero que llegues a quinto y digas “Por qué no aproveché aquellos momentos que el colegio me brindó” y a ti compañero de promoción, aprovecha los últimos mástiles que vas a tener estando en el colegio. Los invito a que el mástil siga protagonizando sus mañanas de los lunes. Nos vemos la próxima semana.
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