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Tomar las riendas.

Foto del escritor: La Voz del LoboLa Voz del Lobo

Autora: Luciana Diaz

 

Los animales son seres que están muy conectados con nosotros y pueden ayudarnos en tantas cosas… ¿Alguna vez habías oído hablar de la equinoterapia? Es un proceso terapéutico para niños con autismo, síndrome de Down o para personas con alguna otra dificultad en el tono muscular o el equilibrio. A mi juicio, me parece una alternativa muy linda y creativa, además que, personalmente, amo los caballos y hago equitación desde muy pequeña; así que en este artículo explicaré más acerca de esta terapia con caballos.


La equinoterapia, consiste en hacer que el paciente monte al caballo mientras hace ciertos movimientos que generan vibraciones. Estas vibraciones activan los músculos, incluyendo los del cerebro, esto ayuda a estimular las conexiones nerviosas. Este tipo de terapia no solo apoya al desarrollo físico, sino que también a la manera de interactuar con otros seres humanos lo cual ayuda a mejorar las habilidades sociales.


Se ha probado también que la equinoterapia ayuda, sube el autoestima, incrementa el autocontrol, estimula la comunicación y el lenguaje y nuevos aprendizajes; por ejemplo, el respeto hacia los demás y a la naturaleza.


La equinoterapia es una gran opción, aunque existen procesos que se deben cumplir antes de empezar la terapia como que el caballo debe estar entrenado y debe de saber que su rol ahí es trabajar con niños, que podrían jalarle la crin o gritar, llorar, etc. Los caballos de terapia se entrenan socialmente y deben estar libres de maltratos y traumas, deben entender que no pueden patear o morder bajo ninguna circunstancia. En otras palabras, deben de estar en sus mejores condiciones, no solo porque es importante que el caballo sea feliz, sino también porque de no estarlo, no transmitirá la energía positiva y alegre que debe de transmitir para ayudar a los pacientes.


Ana María es una compañera de nuestro colegio con síndrome de Down, tuve la oportunidad de hablar con Silvia García, su mamá, y me contó de la experiencia que tuvieron con la equinoterapia. Ana María empezó a hacer equinoterapia cuando tenía más o menos un año ocho meses, lamentablemente tuvo que dejarlo a los cuatro años porque la escuela a la que asistía se destinó como sede para los Juegos Panamericanos y luego no pudo retomarla por la pandemia.


Ana María tenía hipotonía, que es una flacidez en el tono muscular. Entonces, cuando ella subía al caballo los movimientos del mismo producían vibraciones y estas enviaban información a su columna vertebral, lo cual ayudaba a que ella se siente de manera erguida. Esto la ayudó mucho con la hipotonía mejorando su tono muscular.


Además, tuvo mucho arraigo emocional con su yegua, de nombre Matilda. Ana María logró superar muchos miedos gracias a ella como el poder subirse a juegos mecánicos como motos, carros, etc, ya que relacionaba el movimiento de estos juegos con los movimientos que sentía cuando estaba montando a Matilda. La yegua es como parte de la familia, y cuando tuvo una cría, Ana María y su mamá estuvieron ahí, acompañando no solo el proceso de gestación sino también la organización de actividades como un baby shower para la yegua y luego, poder conocer al potro cuando nació. Aunque el animal no era precisamente suyo, Ana María consiguió formar un hermoso lazo con Matilda. También pude conversar por teléfono con Ana María y ella me contó que le gustan mucho los caballos y que le encanta darle de comer zanahorias.


Estoy convencida de que existe una fuerte conexión entre nosotros, los seres humanos y nuestros hermanos menores, los animales. Todos habitamos este hermoso planeta y es importante que nos esforcemos por cultivar una sana relación con la naturaleza que nos rodea y así respetarla y cuidarla. Estoy segura que la equinoterapia es un medio maravilloso para poder conocer a estos hermosos animales y darles la oportunidad de participar en nuestros procesos y dejarlos ayudar a quienes lo necesitan. Me encanta pensar en la idea de que, al final del día, esa conexión que tenemos con la naturaleza nos hace ser uno con ella.


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1 comentario


katgarsan
20 mar 2021

Excelente artículo Luciana. Gracias por compartir la experiencia tan bonita de Ana María y el vínculo que ha creado con su yegua Matilda.

De hecho, los beneficios son muchos y es bueno saberlos y compartirlos. Gracias, además, por la reflexión que nos dejas acerca respeto por nuestros hermanos menores, los animales, y la conexión que debemos lograr con la naturaleza, como "un uno solo". ¡Me encantó!

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